“Para mí, es el encuentro de mis pensamientos, emociones y respiración, por medio de
movimientos corporales.”
El yoga es una disciplina que busca unir nuestra mente, cuerpo y alma, el cual engloba mucho más que realizar posturas. Quizás eso es lo que nos impulsa a practicarlo, pero cuando ya llevamos un tiempo haciendo yoga, comprendemos que es mucho más que una práctica física.
“Conocí el yoga hace unos 10 años cuando salí del colegio. Estaba pasando por un momento de estrés y me lo recomendaron” nos cuenta Catalina.
Actualmente, realizo mi práctica cada día ya que es un hábito que mi mente y cuerpo necesitan.
Con la práctica física de las asanas (posturas) mi cuerpo mental se prepara y abre un camino para entrar hacia la meditación. En ese momento sientes que tus pensamientos se aquietan y puedes ver todo desde una perspectiva mas elevada, amplia, sin rencores ni temores, donde te permites dejar atrás juicios y pensamientos negativos para poder elevar tu vibración.
Cada vez que practico el yoga de forma más mental, intento llegar a ese estado. No siempre se logra, pero al menos me quedo con una sensación de haberlo intentado y me agradezco a mí misma cada vez lo que hago.
“La respiración es clave en todo este proceso. Antes de practicar yoga jamás estuve consciente de mi ciclo respiratorio.” Nos afirma.
La práctica del yoga te enseña a hacerte consciente, ser parte activa de tu ciclo y proceso respiratorio, invitándote a sincronizar cada postura o movimiento con tu inhalación o exhalación.
Los primeros meses o años es algo que resulta muy desafiante y frustrante, pero una vez que lo controlas es increíble como aprendes a respirar de manera consciente.
Personalmente, trato de llevar mi atención a la respiración en cada actividad que realizo durante el día; durante mis reuniones de trabajo, cuando camino, antes de comer y dormir, porque siento que es lo único que me mantiene realmente anclada al presente.
“Practicar la gratitud, nos enseña la humildad”
Para mi el yoga es una enseñanza y un aprendizaje activo que dura toda esta vida. Con su práctica diaria y consecuente aprendemos a volver a nuestra esencia, a vivir con nosotros mismos, a disfrutar el presente, a observarnos por dentro y por fuera, a amarnos profundamente, a desapegarnos de lo que no necesitamos y lo más importante para mí: agradecer.
La enseñanza que personalmente más rescato de esta disciplina es la importancia que se le entrega a ser agradecidos con todos los seres que nos rodean y contigo mismo. Después de cada práctica y de cada clase que doy le digo a mis alumnos que se agradezcan por su espacio de práctica, por tener un cuerpo sano, por darse esos espacios de conexión con ellos mismos, con su mente, emociones y alma.
Catalina comparte las 5 frases que la acompañan día a día.
“Vibra alto: un corazón agradecido se convierte en un imán para los milagros. Agradece cada minuto de tu vida, y atraerás cosas y personas con tu misma vibración”.
“Agradece: agradece por estar, por ser, por tener, por ganar, por perder, por ir y venir, por intentar, por errar, por conocer, por sentir. si agradeces, tus ojos podrán ver nuevas oportunidades. La gratitud es humildad”.
5 mantras para elevar mi energía:
1) Gracias por lo que tengo.
2) Vivo y vibro en el presente.
3) Soy capaz de lograr lo que deseo.
4) Mi paz interior es lo primero.
5) Cada día trabajo en mi propia evolución.
“Hoy elijo pensar positivo, respirar conscientemente, hacer lo que amo, agradecer cada latido y vivir este momento”.
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